martes, enero 10, 2006

Café enfermo

El café comenzó a sentirse mal, hacia unos días que estaba en la heladera y no hacía más que estornudar. Cuando lo sacaron se sentía peor, su taza estaba tan fría que el calor del ambiente lo hizo transpirar. Llegó a la mesa y comenzó a sentirse mejor, acompañado de la azucarera que con sus chistes lo empezó a animar. Por suerte vino la cuchara que le sirvió unas generosas caricias de azúcar que lo terminaron de recomponer. Finalmente llegó la leche para terminarlo de acompañar, y con suavidad le dio el calor que tanto necesitaba. Se acordó de los fríos días que pasó en la heladera, ahora estaba acompañado por sus amigos y en plena felicidad. Cuando alguien bebió la espumosa taza saboreó unos de los más ricos café con leche que se tomaron jamás.

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