miércoles, julio 05, 2006

El Mono Beatle

El Mono Bealte cantaba y cantaba, subido en la rama del árbol más alto de la selva. Pegaba unos alaridos agudos cantando su canción preferida:
- ¡She loves you, yeah, yeah, yeah!
Usaba una ropa con colores más chillones que los de un papagayo, el pelo largo hasta los ojos, y al cantar se movía para todos lados como un flan. Cuando las monitas lo escuchaban, lo miraban enamoradas y aplaudían con cada canción. Todas decían que no había mono más mono que el Mono Bealte.
Pero no todos lo querían por igual, el gorila Monotón vivía en las montañas más altas y andaba siempre a los monotazos y gruñía cada vez que Mono Bealte cantaba,
Decía que le iba a romper todos sus instrumentos de dos monotazos, pero el mono no le prestaba atención. Además, tenía una gran habilidad para fabricarse sus propios instrumentos. Con una hoja de palmera hacía de guitarra, con una caña hueca tocaba el clarinete; con dos cocos, las maracas y como si eso fuera poco podía tocar la flauta con una banana.
Por él quería una guitarra de verdad, las hojas de palmera no sonaban ni tenían cuerdas.
- ¡Si tuviera una guitarra, grabaría un disco y sería más famoso que Papá Noel!- le decía a sus amigos.
- ¡Y te pagarían con bananas de oro!- dijo la Lora Perereta.
- ¡Y tendría montones de palmeras donde vivir!-agregó el elefante Enzo.
- ¡Y actuarías en películas! -concluía la Mona Roberta.
Por eso el mono le escribió una carta a sus admiradores que decía:
“Hasta pronto, no me extrañen. Voy en busca de una guitarra verdadera y volveré muy pronto para cantarles. Clavó la carta en el tronco de su palmera y partió, aunque no sabía si existía una guitarra en algún lugar de la selva.
La buscó durante días y noches, entre las plantas, entre la flores, bajo las piedras y detrás de las cascadas. Cuando casi no creía encontrarla se topó con el consultorio de la Lechuza Maga. Vivía sola en un tronco hueco y ansiosa por ayudarlo consultó con su bola de cristal. Dijo las palabras mágicas:
- Rabonarraba minusigarra! dónde hay una guitarra? . Mientras hacía girar sus ojos redondos le dijo:
- Para encontrar una guitarra debes caminar 3 kilómetros hacia el norte, cruzar tres arroyos donde viven los sapos. Deberás tener cuidado cuando atravieses la jungla de los mosquitos, cuando logres cruzarla encontrarás tu guitarra. Genial! con dato tan preciso, el Mono Beatle siguió cuidadosamente las instrucciones y efectivamente encontró la guitarra en una carpa abandonada. Se sintió tan feliz que no se aguantaba las ganas de volver. Regresó por el mismo camino agotado, por suerte el elefante Enzo lo subió en su lomo durante la ultima parte del extenso camino.
Cuando finalmente se reunió con sus amigos y quería cantar su canción predilecta la guitarra no sonaba. Todos sorprendidos lo querían ayudar, la guitarra pasaba de pata en pata pero nadie podía hacerla sonar. Sólo cuando la luciérnaga revoloteaba entre las cuerdas la guitarra mágicamente sonaba. Que misterio! Que tenía la luciérnaga que los otros no? Fue entonces que se les encendió la lamparita y dijeron:
-¡Tiene luz!- dijeron todos a coro. Inmediatamente llamaron a todas las luciérnagas y bichitos de luz para que volaran alrededor del mono Bealte mientras tocaba y cantaba con su guitarra.
Todo volvía a ser una fiesta, el Mono Bealte tocaba, cantaba, bailaba y haciendo monerías su público crecía. Venias de selva en selva para escucharlo, la mona Roberta cantaba con él a coro. Su fama crecía y hasta firmaba autógrafos, sin sospechar que Monotón y sus secuaces tramaban algo.
En las montanas mas altas se reunieron para pensar un plan. No podían robarle la guitarra porque todos iban a sospechar de él, así que tuvo otra idea mejor.
- ¡Llamemos a todos los pájaros de la selva!
Sus secuaces corrieron para reunir a todas la aves, grandes y pequeñas. Cuando todos llegaron Monotón les dijo:
- ¡Hasta ahora ustedes habían alegrado la selva con sus gorgojeos y sus trinos. Pero desde que apareció ese mono flequilludo nadie canta más que él!
Se escucharon chillidos, aleteos y plumeteos. Los pájaros comentaban lo que les dijo el gorila Monotón, y hasta algunos le daban la razón.
- ¡Qué podemos hacer entonces?- finalmente preguntó uno.
- ¡Sacar volando a todas las luciérnagas y bichos de luz, mis plumíferos amigos! Sólo ustedes pueden hacerlo! La guitarra del mono Bealte no sonará sin luz!
Casi todos los pájaros estaba de acuerdo con la idea y salieron volando para cumplirla, menos la lorita Perereta, que se fue volando par otro lado.
Esa misma noche se había reunido más público que nunca para escuchar al mono Bealte. Cuando se subió a su palmera vio que no había ni una sola luciérnaga.
- ¿Qué pasa? -dijo sorprendido-. Sin ellos no podré tocar la guitarra!
Estaba desesperado cuando oyó que su amiga la lorita Perereta le dijo:
-No te preocupes ya llegan en camino las luciérnagas! Así fue que comenzaron a llegar grandes bandadas listas para hacer sonar la guitarra.
Resulta que la Lechuza Maga se enteró de todo mirando su bola de cristal, y junto con la lorita Perereta, muy enojadas le dijeron a los pájaros:
- ¿No les da vergüenza lo que hicieron? El mono Bealte es amigo de todos, es feliz y divierte a todos con sus canciones alegres! En cambio Monotón es un envidioso y no quiere a nadie, por eso los usó para cumplir su plan maléfico!
Los pájaros bajaron el pico y volaron en busca de las luciérnagas y bichos de luz.
Cuando llegaron, junto con el mono Bealte, dieron el mejor espectáculo jamás visto, los aplausos resonaban en toda la selva. Sólo los pájaros más grandes no pudieron aplaudirlo. Estaban volando muy alto llevándose a Monotón y sus secuaces entre las garras. El león, rey de la selva, había decidido que volaran a tierras lejanas.
En la selva la música sonaba y todos bailaban de contentos. Así fue que se formó una orquesta con varios animales que acompañaban las canciones del mono Bealte.

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